La llegada del verano y las altas temperaturas que caracterizan a los días santafesinos, nos exponen a mayor transpiración, exposición solar y cambios en nuestra alimentación. Es una época en la cual el cuerpo pide comidas ligeras y frescas ya que atrás quedaron los meses de invierno y las demandas de alimentos con alto contenido calórico para afrontar las altas temperaturas.
Por ello, el verano es una oportunidad imperdible para incorporar hábitos alimentarios saludables a nuestra rutina. Las ensaladas, tanto de verduras como de frutas, son las protagonistas de la temporada. Se trata de un grupo de alimentos que tiene las ventajas de poseer un gran contenido de agua (algunas de ellas aportando entre un 80% a 95% del total de su peso como ser el caso del pepino, el melón, el pomelo, la naranja, la lechuga, el tomate, el apio, entre otras). Este alto contenido de agua las hace atractivas por su bajo aporte calórico.
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo mínimo diario de verduras y frutas de 400 g (excluidas las papas y las verduras feculentas), que en medidas caseras es equivalente a 5 porciones, ejemplos de 1 porción se presentan a continuación:
1 unidad chica o media unidad grande de manzana, naranja, pera, banana.Además, este grupo tiene la característica de aportar a nuestra dieta diaria fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes que cumplen un rol fundamental en el prevención de enfermedades. En general, se calcula que cada año podrían salvarse 1,7 millones de vidas si se aumentara lo suficiente el consumo de frutas y verduras.
Pero para poder aprovechar todas estos beneficios nutricionales es importante seguir las siguientes recomendaciones:
Consumirlas preferentemente frescas, enteras y cuando sea posible con su cáscara